Entramos en una materia muy delicada que responde al nombre de “táctica”, aunque esta denominación tan escueta no refleja la realidad de un gran problema, el más importante del fútbol. Para jugar bien se precisa buen estado físico, excelente manejo del balón y notable condición psicológica. Pero si el jugador no “entiende” el juego, no conoce su “lógica” y “lee” mal las situaciones del juego, ¿para qué le sirven su notable condición física, técnica y psicológica?
Como lo
anterior quizá les confunda, añadiremos que si se entrena a base de correr y
correr, ¿Cuándo los jugadores mejorarán su juego? ¿Cuándo ensayarán para ser un
auténtico equipo? Como ejemplo diremos que si estos futbolistas quisieran
aprender el inglés a base de “carrera continua” y clases de psicología, ningún
éxito alcanzarían. ¡Ah!, dominar el juego del fútbol individual y, sobre todo,
colectivamente, es muchísimo más difícil que hablar el idioma de Shakespeare.
Dividiremos
esta materia en varios principios básicos:
• Ofensivos
(en posesión del balón).
• Defensivos
(sin balón)
•
Organización del juego (sistema, táctica, etc.)
Dentro de
los principios ofensivos (desdoblamientos, espacios libres, apoyos, “paredes”,
etc.) el más importante es el desmarque, un compendio de todos ellos. Es una
acción física, pero esencialmente, inteligente. Sin embargo técnicos y
jugadores parecen desconocerlo. Por ello, éstos gastan muchas energías, sin
fruto. Por ejemplo:
1. Cuando lo
realizan a un lugar tan lejano del compañero que posee la pelota, que éste es
incapaz de enviarla, por falta de potencia en el chut.
2. Cuando lo
realizan a zonas inútiles, como puede ser incurrir en fuera de juego.
3.
Desmarcarse correctamente pero a destiempo. Haciéndolo cuando el compañero está
de espaldas, sin visión y sin posibilidad física de enviarle el esférico.
4.
Desmarcándose sin estar “asequible”. Es decir, realizarlo cuando el balón no
puede llegarle por un camino despejado (espacio Libre, “pasillo”, etc.) y tampoco
existe posibilidad técnica de enviarle el balón por elevación.
5. Si tras
su desmarque se sitúa en otra zona, ocupada por compañero y adversario, sin
percatarse de que existen otros espacios libres.
6. Si se
dirige, perseguido por su adversario, hacia la zona donde se encuentra
totalmente desmarcado un compañero.
Ahora bien,
de poco valen los desmarques buenos, si el poseedor de la pelota, no se percata
de ellos, o no elige el pase más conveniente. Este jugador tendrá concentrada
su atención en el juego - no en el balón-, para lograr un fútbol vertical. Su
vigilancia u observación hará que, en el momento de iniciar su acción,
reaccione con un comportamiento diferente ante una situación imprevista.
Por ello
debe tener:
a) clara
visión del terreno de juego (visión periférica), para observar todas las posiciones
y carreras de compañeros y adversarios.
b) Decidir
rápidamente la mejor de las posibilidades que se ofrezcan, jugando inmediatamente
o temporizando la acción, para que el compañero llegue al lugar idóneo.
c) Aumentar
el desmarque del compañero al que finalmente irá el balón, mediante una finta
de pase en sentido opuesto, logrando así coger a contrapié a los adversarios.
d) entregar
el balón en el momento justo y no cuando el compañero se ha situado en fuera de
juego o está muy retrasado.
e)
Desmarcarse tan pronto se ha cedido la pelota.
Una
característica del fútbol actual es que los jugadores no deben desmarcarse
aisladamente. Los desmarques deben ser generales y sincronizados. Los mejores
pueden resultar baldíos si los compañeros no cooperan inteligentemente.
Por ejemplo,
hoy no se concibe que un delantero centro se quede metido dentro, estático, sin
salir en diagonal hacia las bandas. En el centro, marcado por dos contrarios,
no podrá hacer mucho, pero lo peor es que tapona “la bombilla”, e impide que
lleguen a ella sus compañeros en forma inesperada. Un delantero centro móvil,
que posea improvisación y velocidad de desplazamiento en espacios reducidos, se
hace incómodo para los defensas, les crea problemas y origina los huecos
necesarios para él y sus camaradas.
Respecto al
marcaje, hay algunos técnicos muy renombrados – e infinidad de otros
mediocres-, que aseguran que es el antifútbol y que nadie lo debe emplear.
Estas ideas
nos parecen increíbles, ya que el marcaje y el desmarcaje no pueden separarse, al
estar íntimamente unidos. Marcamos con el fin de apoderarnos del esférico y
atacar sirviéndonos del desmarque. Cuando el adversario tiene el balón hay que
defenderse, luego hay que marcar. Si nos apoderamos del mismo, hay que atacar;
entonces se utiliza el desmarque. Nunca olvidemos que se defiende para poder
atacar (sólo existe un balón, luego los dos equipos no pueden hacerlo a la vez)
y que cuando atacamos nos estamos defendiendo.
Dentro de
los principios defensivos repliegue, cobertura, temporización, anticipación,
entrada etc., el marcaje es el más valioso, ya que sin él los otros no serían
posibles. No olvidemos que tiene un doble aspecto: individual y colectivo.
Además los
equipos pueden hacerlo de diferentes maneras: “zonal”, “al hombre”, “combinado”,
“mixto”, o con “pressing”.
Los
investigadores del deporte en equipo, definen la organización del juego, de la
misma manera, aunque con palabras diferentes: “la organización racional del
juego, buscando superar al adversario”. Se divide en sistema de juego, táctica,
plan de juego y estrategia
El sistema
de juego es la colocación de los jugadores, para desarrollar mediante sus
movimientos el plan de antemano definido. Tiene que ser constante e invariable,
sin cambiarlo, aunque tampoco será eterno. Los sistemas pueden ser diferentes,
pero tendrán características semejantes
Laureano Ruiz
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