Cada vez son más los jóvenes que
practican deporte en su tiempo de ocio. Algunos, con el objetivo de llegar a
ser deportistas de élite. Otros, simplemente, porque les gusta esta actividad.
Por unas razones u otras, de una manera u otra, un gran número de niños y
adolescentes viven la experiencia del deporte en algún momento de su vida. Y lo
hacen, en muchos casos, con una implicación bastante grande: ilusionándose,
dedicándose, esforzándose, concentrándose, sintiendo, padeciendo,
divirtiéndose y, en definitiva, entregándose, como en ninguna otra actividad.
Esto hace que el deporte sea una excelente oportunidad formativa, pues la
predisposición tan favorable de los jóvenes, facilita, enormemente, que lo que
suceda en la actividad deportiva tenga un considerable impacto.
Así mismo, muchos padres consideran que
hacer deporte es una buena opción para sus hijos, por lo que, en general, su
disposición es muy favorable a que participen en las actividades deportivas a
su alcance. Más aún, en muchos casos, son ellos mismos los que buscan las
alternativas que estiman más convenientes para los chicos y se preocupan de
que el deporte funcione según sus expectativas. Para muchos padres, la práctica
deportiva de sus hijos supone una dedicación especial que suelen aceptar
gustosamente: tienen que llevarles y recogerles, organizarse en función de los
entrenamientos, adaptar la programación familiar del fin de semana al horario
de las competiciones y, en algunos casos, hasta plantear sus vacaciones a
partir de los eventos deportivos. Algunos padres desean que sus hijos lleguen
a ser deportistas de élite en el futuro y, en ocasiones, están dispuestos a
cualquier sacrificio. Otros quieren que sus hijos hagan deporte porque
consideran que es bueno para su formación y una alternativa sana que puede
apartarles de las drogas y las "malas compañías". Por unos u otros
motivos, en mayor o menor medida, para muchos padres la actividad deportiva de
sus hijos forma parte de lo que deben hacer en esta etapa de su vida.
Por su parte, investigadores, expertos y
educadores en el ámbito del deporte en la infancia y la adolescencia,
coinciden en que la práctica deportiva es un escenario muy apropiado para
fomentar hábitos saludables, valores morales y recursos psicosociales que
contribuirán, significativamente, a la formación integral de los futuros
adultos. Esta característica, junto a la enorme ventaja del beneplácito inicial
de los chicos y de sus padres, hace que el deporte sea una poderosa
herramienta. Su enorme atractivo, el impacto de los modelos sociales que son
los deportistas de élite, las características tan estimulantes de la práctica
deportiva, el componente lúdico, las emociones intensas que están presente.
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