El descuido de estas fases sensitivas puede restringir factores de rendimiento que a su vez aportarían tasas de crecimiento muy elevadas si se les fomentara en momentos determinados: este podría ser el caso, por ejemplo, del desarrollo de las capacidades coordinativas en la edad infantil, cuyas carencias no se compensan después en modo alguno o sólo con un esfuerzo de entrenamiento desproporcionadamente elevado. Aquí el proverbio mantiene toda su validez: “lo que Juanito no aprendió no lo aprenderá Juan...”
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