En muchas ocasiones, la obsesión de los entrenadores y especialmente de los padres de alcanzar con los jóvenes de entre 8 y 12 años resultados antes de tiempo, incentivan a los técnicos a planificar y realizar en los entrenamientos exclusivamente ejercicios / juegos específicos de fútbol.
Como consecuencia se producirán éxitos rápidos en los resultados de sus competiciones, pero el declive no se hace esperar después de pocos años. Además, la falta de variedad en la formación unilateral aumenta el riesgo de lesiones y no estimula la motivación para entrenar con vistas a alcanzar objetivos importantes a largo plazo.
Los niños así formados suelen abandonar la práctica del fútbol más frecuentemente que aquellos que han disfrutado de una formación en varios deportes, requerimiento básico necesario para alcanzar con el tiempo el más alto nivel.
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