1. Hay que mantener un horario compensado en trabajo,
estudios, horas de sueño, etc.
2. Un régimen de comidas equilibrado es fundamental para
cualquier deportista. No por comer más se está mejor alimentado.
3. Ajustar los horarios de comidas a los de entrenamiento y
competición.
4. Recordar que el
entrenamiento es la base de la competición. La competición no debe impedir
que se realicen un número mínimo de entrenamientos por semana.
5. La cantidad y
diversidad de comida debe planificarse en función del gasto energético que se
vaya a realizar y del tipo de actividad.
6. Tan importante es la alimentación anterior al
entrenamiento o a la competición como la posterior al esfuerzo físico.
7. Los complejos vitamínicos sólo deben ser utilizados cuando son
necesarios y siempre con prescripción facultativa.
8. La vida de un
deportista, desde la base hasta la alta competición, requiere una atención
mayor en cuanto a comidas y períodos de recuperación que la de una persona que
no realice deporte.
9. Antes de emprender cualquier actividad física es de vital
importancia hacerse un control médico.
10. Después del visto bueno facultativo y antes de comenzar el
período de entrenamientos y la competición, el siguiente paso será la
realización de tests físicos, lo que nos dará idea del nivel de estado de forma
que cada uno de los deportistas tiene en ese instante.
11. Cada tres meses,
como mínimo, hay que volver a realizar los tests físicos para apreciar el progreso
o el retroceso en los deportistas y saber si estamos en el camino acertado.
12. Hablar con el
deportista sobre su estado y el nivel de exigencia que se le está pidiendo.
Siempre tiene que existir una comunicación muy clara entre ambas partes.
13. El deportista tiene que comentar cualquier problema que
tenga a la hora de realizar la preparación física.
14. Si, durante un entrenamiento, el deportista siente dolor, debe
parar inmediatamente y comentárselo a su entrenador. Nunca debe intentar
continuar con el entrenamiento, ya que ello podría acarrear una lesión más
grave.
15. El entrenador debe conocer el historial deportivo de su
discípulo. Conocer los años que lleva practicando el deporte, el tipo de entrenamientos
realizados en temporadas anteriores y los entrenadores que ha tenido.
16. En la planificación de la preparación física valoraremos el
número de meses de competición, el número de sesiones de entrenamiento por
semana y por mes y el número de horas de entrenamiento por días, semanas y
meses.
17. Hay que diferenciar el trabajo a realizar en función de la
edad del deportista. No es lo mismo entrenar a un niño de ocho o nueve años
que a un joven de quince o a un adulto.
18. Dentro de la edad, hay que planificar también de acuerdo a
las capacidades y niveles de cada deportista y grupo. Así tendremos iniciación, mejora, perfeccionamiento,
entrenamiento de competición y alto rendimiento.
19. El niño no es un deportista en pequeño. No vale para él un
entrenamiento de profesionales quitándole minutos, metros o pequeñas
exigencias. Cada etapa tiene su entrenamiento específico en función de la edad.
20. Todo lo que no se trabaje correctamente en las edades
tempranas serán lagunas en la condición física del deportista adulto.
21. El deportista debe ir progresando paulatinamente en sus
destrezas motrices.
22. Hay que tener mucha paciencia durante los entrenamientos ya
que el deportista debe ir progresando sin prisa.
23. Si pisamos el acelerador en los entrenamientos se pueden
lograr resultados a corto plazo y fracasos a largo plazo. En definitiva, serán
fuegos de artificio.
24. El no pisar el
acelerador no quiere decir que no se trabaje, sino todo lo contrario. Significa
poner sumo cuidado en todos los entrenamientos. El entrenador debe pararse en
todos los aspectos que se le presentan al deportista y que le suponen una
dificultad, y buscar una solución.
25. El entrenador debe
lleva/ todas las sesiones de entrenamiento previamente preparadas.
26. Hay que llevar
controlado de forma metódica todo el trabajo. Con ello advertiremos los
aciertos y errores cometidos.
27. Una vez. que el entrenador conoce estos datos, tendrá que
aplicar:
Número, de ejercicios,
número de repeticiones por ejercicio, número de series por ejercicio, tiempo
por ejercicio, recuperación entre ejercicios, recuperación entre series y
recuperación entre entrenamientos.
En los entrenamientos diarios el entrenador tiene que regirse
en el trabajo de la siguiente manera:
·
De lo
fácil a lo complejo siguiendo una serie de pasos intermedios.
·
Crecimiento paulatino de las cargas y
esfuerzos.
·
Reparto
de cargas y recuperaciones.
28. Una vez, que el entrenador conoce estos datos, tendrá que
aplicar:
Número, de ejercicios,
número de repeticiones por ejercicio, número de series por ejercicio, tiempo
por ejercicio, recuperación entre ejercicios, recuperación entre series y
recuperación entre entrenamientos.
29. Hay que programar los entrenamientos, pero dicha programación
es flexible. Siempre se puede manejar, pero partiendo de una base en el
trabajo.
30. Hay una expresión que dice que “El hierro se desgasta”. El
cuerpo humano también se desgasta y con más facilidad. Por lo tanto, tengamos
mucho cuidado a la hora de programar y trabajar con deportistas, cualquiera que
sea su edad.
31. Cuando el entrenador aplica un entrenamiento hay que tener
en cuenta la jornada de estudios o trabajo de nuestro deportista. No por
hacerle entrenar más va a estar en mejores condiciones.
32. El cuerpo del deportista, no está todos los días en las
mejores condiciones para la exigencia que se solicita.
33. Debemos enriquecer el aprendizaje motor y la técnica del
deportista enseñándole gran variedad y cantidad de ejercicios, movimientos de
distintos deportes, etc. Con ello el deportista obtendrá un aprendizaje más
rico y mayor coordinación.
34. No cargar al deportista con entrenamientos psicológicamente
pesados. Por ejemplo, si queremos realizar multisaltos, hagámosle jugar al
voleibol o al baloncesto. Por distinto camino llegamos al mismo fin, pero de
forma más divertida.
35. No se puede mantener durante toda la temporada un nivel alto
de entrenamiento.
36. Hay fases de la temporada en las que tenemos que hacer que
predominen los entrenamientos de calidad por encima de los de «cantidad». Es
decir, realizar un entrenamiento específico de lo que queremos mejorar evitando
un número alto de ejercicios, de repeticiones y de series.
37. El deportista no es un objeto ni una máquina. Al deportista
hay que darle una explicación de lo que vamos a realizar y lo que pretendemos
obtener con ese trabajo.
38. El deportista debe realizar entrenamientos de descanso.
39. La coordinación es una de las acciones físicas de base más
importantes y que en el fútbol, apenas se trabaja.
40. No hacer en una sesión de trabajo lo que no hemos realizado
en dos sesiones o en una semana.
41. A los deportistas que se incorporan a los entrenamientos
con la temporada ya iniciada no debemos intentar ponerlos al ritmo de los demás
en poco tiempo. En estos casos debemos empezar por sesiones de trabajo muy
similares a las que el deportista venía realizando anteriormente para, poco a
poco, ir cambiándolas a las sesiones que realizamos en nuestro propio equipo.
42. Si no se trabaja de esta forma se puede producir el efecto rebote.
En las dos primeras semanas de trabajo, el deportista realiza un sobreesfuerzo
para estar al mismo ritmo que los demás e, incluso, parece que está en mejores
condiciones que los deportistas que llevan en el equipo desde el inicio de la
temporada. En la tercera y cuarta semana se produce el efecto de bajada y al
deportista le cuesta mucho recuperar la condición física.
43. A los deportistas que llegan nuevos no hay que cambiarles
bruscamente sus hábitos y costumbres. Igualmente, no debemos tampoco
cambiarles de golpe la manera de repartir los esfuerzos durante los partidos.
44. Después de la competición hay que ingerir líquido para
reponer sales minerales.
45. A las veinticuatro horas de la competición hay que realizar
un entrenamiento con los siguientes fines específicos: regeneración y
oxigenación celular y limpieza en el organismo de productos de desecho.
46. No se debe olvidar en el trabajo recuperador un masaje
suave.
47. Tan importante como el día fuerte de entrenamiento durante
la semana es el día suave de recuperación.
48. Los entrenamientos no están encaminados a dar palizas y
palizas físicas, sino a la progresión metodológica y pedagógica de nuestros deportistas.
49. En los entrenamientos: calentamiento, técnica, fuerza, velocidad
y resistencia.
50. Todo entrenador, si el club por sus condiciones lo permite,
debe luchar por tener a su lado al gran especialista, el preparador físico. Al
preparador físico hay que dejarle trabajar libremente dentro de los objetivos
que marca el entrenador.
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