El niño es un ser activo, dinámico. Para él,
jugar es esencialmente un medio de aprender, aunque por mucho tiempo el juego
se ha visto como un pasatiempo sin importancia. El juego activo del infante se
centra alrededor de su cuerpo y facilita el aumento de las habilidades físicas
y motrices, aspectos en los que se divide el desarrollo psicomotor. el cual se
refiere a la enseñanza del movimiento con control y eficiencia en el espacio.
Las habilidades motrices se refieren a un nivel en que el niño es capaz de
operar con una considerable facilidad y eficiencia en su ambiente. AI madurar,
estas habilidades pueden ser ampliadas en una variedad de juegos y deportes.
Gallahue (1987) divide estas habilidades en
tres categorías:
- Estabilidad: es la habilidad de mantener el equilibrio en relación con la fuer/a de gravedad, aunque la aplicación natural de la fuerza pueda alterarlas partes del cuerpo en una posición inusual: es la forma básica del movimiento humano y es fundamental para el desarrollo de un movimiento eficiente. Fin esta categoría se encuentran los movimientos no locomotores que involucran actividades estacionarias como doblar, extensión, contracción y desviación; y actividad relacionada con el mantenimiento del equilibrio, como invertir el soporte y movimientos rotatorios.
- Locomoción: son los cambios en la localización del cuerpo en relación con puntos fijos del suelo. Incluye la proyección del cuerpo en el espacio externo, alternando la ubicación en el plano horizontal y vertical; le sirve al niño para explorar el mundo que lo rodea. Movimientos como caminar, correr, saltar y brincar son catalogados como locomotores. Para que se desarrolle la locomoción, la estabilidad debe ser dominada.
- Manipulación: implica dar y recibir fuerza de objetos mediante el uso de manos y/o pies. Es importante en el niño para que tenga contactos físicos con los objetos y el mundo que le rodea y explore la relación entre objetos, movimientos y espacio. Patear, lanzar y apañar son ejemplos de estos movimientos. Los movimientos manipulativos se dividen en: a) Propulsores: en los que el objeto es apartado del cuerpo y b) absorbentes: donde el niño coloca el cuerpo frente a la trayectoria que lleve un objeto con el propósito de pararlo y desviarlo. Estos movimientos envuelven el hacer estimaciones del curso, distancia, velocidad, exactitud y la masa del objeto en movimiento. Requiere, además, una eficiente habilidad locomotriz y estabilizador.
La adquisición de
las destrezas psicomotrices se considera como un proceso a través del cual el
niño aprende a construir secuencias de movimiento que en la edad adolescente y
adulta le serán de utilidad en las destrezas deportivas.
Las fases del desarrollo motor tienen una
secuencia de lo más simple a lo más complejo. En este proceso hay un aumento
gradual de la estabilidad, la locomoción y la manipulación. Aunque estas fases
son secuentes, el tiempo de emerger depende de las habilidades, intereses y
motivaciones de cada niño.
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