En la preparación física, cuando se trabaja sin un profesional de la especialidad, se cometen infinidad de errores. Muchos» de estos errores son por defecto y no por exceso. Es decir, el entrenador no realiza determinados trabajos por desconocimiento. Con ello, estamos impidiendo una formación completa del deportista.
Sin embargo, más peligroso que los errores por defecto son los errores por exceso. Muchos entrenadores, por el afán de ganar partidos y de hacer deportistas de alto nivel a edades tempranas, cometen auténticas exageraciones que se transforman en lesiones, defectos en el aprendizaje e, incluso, cortan o impiden progresiones de deportistas que con un buen especialista podrían haber rendido a un nivel más alto.
Sin embargo, más peligroso que los errores por defecto son los errores por exceso. Muchos entrenadores, por el afán de ganar partidos y de hacer deportistas de alto nivel a edades tempranas, cometen auténticas exageraciones que se transforman en lesiones, defectos en el aprendizaje e, incluso, cortan o impiden progresiones de deportistas que con un buen especialista podrían haber rendido a un nivel más alto.
Entrenadores que someten a jóvenes deportistas, todavía niños, a trabajos con cargas o sesiones dé esfuerzo anaeróbico con salidas en velocidad, explosivas, o que les dan auténticas palizas físicas, son entrenadores inhabilitados para trabajar con futbolistas jóvenes.
Entrenadores que castigan por un mal resultado a sus futbolistas con sesiones físicas de especial dureza son entrenadores que demuestran un gran desconocimiento de psicología y de comportamiento humano.
Entrenadores que en pretemporada someten a sus jugadores a un desgaste físico elevado sin una planificación, sin unos objetivos concretos y que, una vez iniciada la competición, la preparación física queda prácticamente sin contenido, son entrenadores que pretenden demostrar que tienen conocimientos y lo único que demuestran es no saber nada.
Entrenadores que piden a sus jugadores que realicen carrera por porcentaje, es decir, a un sesenta o a un setenta por ciento, sin antes haber realizado pruebas a cada uno de ellos para conocer cuál es su cien por cien, son entrenadores que lo único que confirman es haber oído campanas pero sin saber por dónde.
Desde estas líneas, quiero mandar un mensaje de atención a los entrenadores. A todos los entrenadores, a los que trabajan con niños, con jóvenes y con adultos. La preparación física no es un juego. Es mejor equivocarse por quedarnos sin hacer algo que por sobrepasar la capacidad del deportista. Dejemos que el niño desarrolle su cuerpo y que el adulto nos pueda manifestar libremente sus limitaciones; con ello, todos saldremos ganando. No utilicemos preparación física para castigar y, sobre todo, intentemos unir técnica y preparación física. Con muchos ejercicios de técnica trabajamos al mismo tiempo la preparación física Con ello ganamos tiempo y el futbolista disfruta mucho más del entrenamiento.
Algunos consejos, extraídos de la experiencia de los profesionales de la preparación física, que nos ayudarán a evitar los errores que con más frecuencia se producen, son los siguientes:
Entrenadores que castigan por un mal resultado a sus futbolistas con sesiones físicas de especial dureza son entrenadores que demuestran un gran desconocimiento de psicología y de comportamiento humano.
Entrenadores que en pretemporada someten a sus jugadores a un desgaste físico elevado sin una planificación, sin unos objetivos concretos y que, una vez iniciada la competición, la preparación física queda prácticamente sin contenido, son entrenadores que pretenden demostrar que tienen conocimientos y lo único que demuestran es no saber nada.
Entrenadores que piden a sus jugadores que realicen carrera por porcentaje, es decir, a un sesenta o a un setenta por ciento, sin antes haber realizado pruebas a cada uno de ellos para conocer cuál es su cien por cien, son entrenadores que lo único que confirman es haber oído campanas pero sin saber por dónde.
Desde estas líneas, quiero mandar un mensaje de atención a los entrenadores. A todos los entrenadores, a los que trabajan con niños, con jóvenes y con adultos. La preparación física no es un juego. Es mejor equivocarse por quedarnos sin hacer algo que por sobrepasar la capacidad del deportista. Dejemos que el niño desarrolle su cuerpo y que el adulto nos pueda manifestar libremente sus limitaciones; con ello, todos saldremos ganando. No utilicemos preparación física para castigar y, sobre todo, intentemos unir técnica y preparación física. Con muchos ejercicios de técnica trabajamos al mismo tiempo la preparación física Con ello ganamos tiempo y el futbolista disfruta mucho más del entrenamiento.
Algunos consejos, extraídos de la experiencia de los profesionales de la preparación física, que nos ayudarán a evitar los errores que con más frecuencia se producen, son los siguientes:
- Reponer líquidos antes, durante y después del partido.
- Evitar ingerir en los descansos bebidas con gas.
- No se debe comer en exceso después de un partido.
- El calentamiento es imprescindible, aunque en jóvenes se debe realizar, en una parte importante, con balón.
- El calentamiento no se debe realizar con precipitación.
- Sin calentar no se debe golpear fuerte al balón, esprintar o realizar acciones que supongan un cambio brusco en el organismo.
- No debemos perder la concentración en un entrenamiento ni en un partido.
- Nunca debemos subir al segundo peldaño si antes no nos hemos afianzado bien en el primero. La preparación física tiene sus etapas.
- Nunca debemos entrenar de manera inconstante. No progresaríamos adecuadamente y cada vez tendríamos más lagunas, que con el tiempo serían insalvables.
- No se debe entrenar sólo aquello que nos gusta. También hay que trabajar todos los puntos débiles con constancia y meticulosidad.
- No se puede pasar de entrenar un día a entrenar cuatro o cinco de golpe. Se debe respetar al máximo el crecimiento paulatino de las cargas.
- Si entrenamos cinco días seguidos sin estar acostumbrados, a la semana notaremos una mejora, pero, también, en muy poco tiempo se acusará un gran descenso en nuestro rendimiento, con síntomas como apatía, desgana, cansancio psicológico, etc.
- Los resultados de la competición no nos deben obligar a forzar el ritmo de los entrenamientos. El deportista, poco a poco, va necesitando un mayor nivel de exigencia.
- El trabajo no debe ser monótono, sino que hay que darle variedad y calidad.
- Hay determinados aspectos físicos, como, por ejemplo, la velocidad, que requieren un trabajo muy específico, programado y con enseñanza de su técnica y, además, a un jugador de desplazamiento lento podremos mejorarle para que sea algo más rápido, pero no podremos convertirle en un velocista.
- El entrenador debe tener paciencia con sus deportistas, pues los frutos del trabajo no se recogen de un día para otro, sino que tardan meses y años.
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