ESCUELA DE FÚTBOL COLORADO VÁSQUEZ QUITO ECUADOR

sábado, 5 de septiembre de 2015

LAS NECESIDADES MÁS VITALES DEL NIÑO EN LA ESCUELA DE INICIACIÓN



LA NECESIDAD DE SEGURIDAD
El niño necesita también en los entrenamientos un ambiente íntimo y familiar que le dé seguridad y confianza. Es recomendable no cambiar frecuentemente el lugar del entrenamiento ni el formador que imparte las clases. Volviendo a juegos que ya conocen (pero presentando una variante), les gustan porque los contenidos ya experimentados les facilitan la ganancia de nuevas experiencias.
El niño de la escuela formativa exige relaciones tan estables como en su familia.
Además, los entrenamientos deberían desarrollarse siempre en instalaciones deportivas seguras (con campos de juego sin piedras y desniveles sorprendentes), aplicando reglas de juego que eviten situaciones peligrosas y violentas.
Nada puede ser comprendido completa­mente sin haberlo practicado. En vez de decir a los niños lo que deben hacer, sería mejor permitirles resolver propiamente los problemas de una tarea. Los niños necesitan descubrir el mundo, también el mundo del deporte y del fútbol. Conse­cuentemente, el niño prefiere ser más es­timulado que instruido, lo que el formador consigue por medio de una gran variedad de juegos simplificados y acti­vidades multilaterales a la medida de sus capacidades intelectuales y físicas. La posibilidad de poder ganar en cada entrenamiento y partido nueva experiencia desarrolla la inteligencia del niño.
El reconocimiento en público de sus méritos es un gran aliciente para cada niño. Con elogios suele esforzarse aún más.
El formador o los padres son para el niño de hasta 12 años como un espejo en el cual ve su capacidad o incapacidad.
Consecuentemente, el formador y también los padres, deben intentar ser siempre positivos y deben aprender a hacer elogios, evitando al mismo momento las críticas.
El niño prefiere hacer casi todo por sí mismo, sin depender demasiado del adulto. Quiere llegar a ser independiente lo antes posible. La metodología de la enseñanza debe respetar esta necesidad de los niños, asegurando que busque con frecuencia por su cuenta soluciones a los problemas que el formador presenta, pero no resuel­ve. Él sólo debería intervenir en el "auto-aprendizaje" del niño en caso de necesidad. La necesidad de tener responsabilidades abarca también proponer modifica­ciones de las reglas de un juego determinado o preparar sus propios campos de práctica, además de disfrutar del permiso del formador para realizar en cada entrenamiento unos 10 hasta 15 minutos de práctica libre en la cual los niños mismos deciden sobre qué hacer, cómo ejecutarlo, en qué parte del campo hacerlo y con quién realizar la actividad elegida.
Jugar es para el niño como el sueño: necesario para su salud corporal y para su mente. El niño aprende jugando. Así satisface su deseo de moverse y descubrir el mundo. Consecuentemente, el juego es siempre el punto central de cada sesión de entrenamiento. El arte de la enseñanza es adaptar el juego al niño y no al revés. Jugando con los demás, facilita la capacidad de comunicación y estimula el proceso de toma de decisiones. Pero jugar sin pensar es como tirar a portería sin apuntar.
Cualquier niño busca instintivamente a otros. Cuanto más mayor sea, más compa­ñeros de su edad necesita. Le encanta asociarse e identificarse con un grupo o un equipo para lograr sus objetivos comunes.
El niño es activo por naturaleza. Suele descubrir su entorno y experimenta con todo lo que le rodea. No tiene paciencia para esperar en filas mucho tiempo hasta que le toca el turno. Estar parado no es cosa de los niños. Por eso tan poco le complace estar en el banquillo o recibir órdenes del profesor sobre qué hacer en qué momento. Juegos simplificados con pocos participantes aseguran una mayor actividad, intensidad y participación completa, física y mental, que la práctica de las competi­ciones oficiales tradicionales.
Al niño no le interesa el pasado ni el futuro. Su sentido del tiempo es completamente distinto al de un adulto. Vive siempre muy intensamente el momento actual y el hoy sin pensar en mañana o ayer, que para él están muy lejos.
HORST WEIN

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