ESCUELA DE FÚTBOL COLORADO VÁSQUEZ QUITO ECUADOR

sábado, 5 de septiembre de 2015

LA MOTRICIDAD Y EL DESARROLLO COGNOSCITIVO


Desde que nace, todo niño posee la facultad de moverse, pero a medida en que ella se desarrolla varía mucho, pues depende de los mecanismos de regulación de que disponga para ejercer libremente sus movimientos. Las experiencias motrices le serán de gran ayuda al niño para desarrollar apropiadamente aprendizajes, no solo motrices sino también cognoscitivos y afectivos. 
Filósofos, psicólogos y educadores han indicado la relación existente entre el cuerpo y la mente, pero general­mente estos temas han sido segregados y clasificados y se le ha dado poca consideración a la interrelación de ambos en el contexto educativo. Gallahue (1976) hace mención de Piaget quien en la época actual ha retomado el estudio de la relación entre el desarrollo motor y el cognoscitivo. Ruiz (1987) agrega que Piaget no se preocupó por el estudio del área psicomotriz, sino que describió cómo los movimientos infantiles loman parle en el desarrollo cognitivo in­fantil. Su teoría da énfasis a la adquisición y aumento del conocimiento, particularmente durante la infancia y los años preescolares. Por tanto, para Piaget el dinamismo motor es el punto de partida de la construcción de la inteligencia. Ruiz (1987) menciona que, para el investigador en referencia, la motricidad interviene en diferentes niveles en el desarrollo de las funciones cognitivas, y añade que para Piaget todos los mecanismos cognitivos reposan en la motricidad. El juego es entonces de suma importancia para que él niño obtenga conocimientos que le serán necesarios para el éxito en su mundo. Piaget reafirma esta interrelación al decir que solo cuando el niño es capaz de controlar sus movimientos con facilidad se sentirá libre para concentrarse en los aspectos más abstractos de los problemas. Y lo complementa al manifestar que cuando el niño controla sus movimientos físicos gasta un mínimo de energía en el aspecto mecánico de la tarea y puede entonces dedicar su energía máxima al pensamiento que se relaciona con la solución de la tarea. 

El movimiento puede ser utilizadlo como un instrumento partí el desarrollo de habilidades perceptual-motrices que involucra la imagen corporal y las nociones de espacio, tiempo y dirección, y para el aprendizaje académico en las áreas de ciencias, matemática, lenguaje, arte, estudios sociales. Por ejemplo, caminar sobre la circunferencia del círculo, partiendo de un punto y llegando a este mismo, evidencia más el concepto de lado del círculo, que enseñarlo en una cartulina. 
Gallahue (1976) nos indica que las experiencias de movimiento permiten el establecimiento y refinamiento de la sensitividad quinestésica la cual involucra el desarrollo y refinamiento de una adecuada estructura temporal y espacial. La estructura espacial, está constituida por las nociones de imagen corporal, espacio, dirección y tiempo. La habilidad de diferenciar las partes del cuerpo y tic entender su naturaleza involucra tres áreas: conocer las partes del cuerpo, localizarlas en sí mismo y en otros; conocer que puede hacer con las partes del cuerpo y conocer cómo mover eficientemente su cuerpo; habilidad de reconocer las partes del cuerpo para una actividad motriz particular y la eje­cución actual del movimiento en la tarea. 
Por medio de la noción de direccionalidad, el niño puede ser capaz de dar una dimensión a los objetos en el espacio exterior y mejorar los conceptos de lateralidad (derecha-izquierda), arriba-abajo, dentro-fuera delante-detrás. etc. 
El aprendizaje de los conceptos académicos en las diversas áreas puede facilitársele al niño ilustrándolos con experiencias de movimiento. El niño construye, gracias a los desplazamientos como reptar, gatear, caminar, etc., sus primeras nociones de espacio tales como, allá, aquí, cerca lejos; noción de límite; adquiere conocimiento y dominio de los elementos que constituyen el mundo de los objetos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario