Creo que este es el momento indicado para explicarte
mi problema, estoy seguro que lo vas a comprender y que vas a tratar de
ayudarme; mira papá, después del partido del sábado pasado, he llegado al
límite, me preocupa mucho que la derrota que sufrimos no la haya sentido como
mía y más aún, la victoria que obtuvimos el sábado anterior a éste, tampoco.
Creo que esto se debe a que yo no soy
“yo” en la cancha, sino el instrumento que ejecuta los actos y movimientos que
tú y otros señores quieren que hagamos. No sé por qué están tan cerca de las
bandas, incluso por qué permanecen junto a las porterías, no hago más que tocar
el balón y caen sobre mí un sin número de gritos como: pásala!, tira!,
condúcela!, estás solo!, a la olla!, párala!, contrólala!, dribla!, etc. y lo
que a continuación hago es “todo” y naturalmente mal y así en todas y cada una
de las jugadas, ya sean mías o de mis compañeros. Comprende papá; tus gritos,
los de los otros señores, inclusive los de mi instructor, me confunden. Créeme
papá, así es muy difícil jugar al Fútbol, y a todo eso, súmale lo que yo
quisiera hacer. ¿Verdad que es desesperante?
Te pido papá me dejes jugar mis
partidos, tú ya jugaste los tuyos, me lo has platicado y sé qué fuiste muy
bueno pues tú todo lo haces bien (aunque mamá opine lo contrario), tú eres lo
máximo, eres Superman, en mis sueños hasta vuelas!. Recuerdas cuando me
llevaste a ver esa película?, pues en la noche soñé que volabas y me llevabas
de la mano e íbamos viendo todo, me enseñabas nuestra casa, mi escuela, el
club; los campos se veían muy bonitos!, el Estadio Atahualpa… Enorme! Si
papa, eres lo mejor y yo trato de ser como tú, camino como tú, hablo y me
conduzco como lo haces tú, soy el reflejo de tu conducta.
Hace poco veíamos en la tele un partido
de fútbol, te enojaste porque un jugador profesional se hizo expulsar por
reclamarle al Sr. árbitro y tú le llamaste “bandido” por no saberse comportar y
dejar a su equipo incompleto, sin embargo ustedes reclaman al árbitro todas sus
decisiones y hasta lo insultan, incluso un día vi a un señor con cara de
monstruo corretear a un árbitro para pegarle.
Me confunde tanto esto, que olvidándome
de los consejos de mi instructor, también yo reclamo y en ocasiones hasta
insulto al árbitro y no sé si esto sea o no parte del juego, estoy seguro que
hago mal, creo que es una falta de educación deportiva o pasión que genera el
futbol, pero mal entendida. Por todo esto, déjame aprender, me asusta saber que
me puedan sancionar con un juego por repetir el vicio de los mayores,
incluyendo a los de primera división, pero sobre todo…los tuyos.
No crees papá que sería mejor que
durante el trayecto de casa al Club los sábados, me indicaras lo que debo hacer
en determinado momento. Tú sabes mucho de fútbol, dime todos tus secretos y
recuerda que ante todo, tengo que seguir las indicaciones de mi instructor y
después de regreso a casa, comentemos mis errores para irlos corrigiendo, ya
que como tú sabes, estoy en una etapa de aprendizaje. Son tus palabras papá,
eso me has dicho: “todo lo que hagas, hazlo bien”; déjame intentar jugar bien,
no me quites mi creatividad, te aseguro que los problemas que se presenten
durante el juego, los puedo resolver solo.
Así sentiré mis victorias y seré
responsable de mis derrotas. Yo te quiero y te necesito en la tribuna, oyendo
de ti y mamá sus gritos de aliento como: vamos!, adelante!, mi hijo…rá-rá-rá! y
terminando, quiero compartir con ustedes mis victorias y necesito su consuelo
en mis derrotas. Este año, como tú me has enseñado, me he puesto una meta:
llegar a ocupar un lugar dentro de la selección de mi categoría!. Ayúdame papá,
no es mucho lo que pido, solamente… Déjame ser!.
TE AMA: TU HIJO.
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