Si desea que el portero incremente la velocidad de sus gestos técnicos, el entrenador deberá aumentar la potencia de sus remates hacia el portero. No obstante, deberá permitir que el guardameta se acostumbre a los gestos por intermedio de tiros o lances suaves, a fi n de que disponga del tiempo suficiente para realizar su movimiento.
Una vez que el entrenador constate que el portero haya alcanzado un cierto nivel de agilidad gestual, podrá comenzar a lanzar el balón con mayor fuerza para potenciar la velocidad de reacción del arquero.
El entrenador deberá corregir incluso los más pequeños detalles durante las sesiones de entrenamiento, puesto que pueden resultar muy importantes. Dichas correcciones deberán comenzar desde la base, es decir, desde la posición de los pies del portero, su cuerpo y sus manos, a fi n de optimizar los movimientos.
No existe nada más frustrante para un portero que sentirse en “posesión” del balón y que, no obstante, éste ingrese en su meta.
En la segunda fase del entrenamiento, el entrenador deberá alejarse de su portero para poder efectuar ejercicios que se asemejen lo máximo a una acción de juego real.
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